El 8 de noviembre de 2016 se produjo un hecho aparentemente insólito:
el candidato Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en los EEUU. Junto
a la victoria del ‘Brexit’ en el Reino Unido y del ‘No’ al proceso de paz en Colombia,
este resultado electoral ha completado el elenco de desenlaces políticos
sorprendentes en el mundo a lo largo de 2016 porque no fueron pronosticados
previamente debido a su presunta irracionalidad. La reacción en todos estos
casos siempre ha sido la misma: sorpresa, estupor y búsqueda de las causas. En
el caso de los EEUU esta parece que ha sido la furia.
Los datos del recuento señalan que ese voto de la furia le ha supuesto
a Trump el mayor número de papeletas jamás conseguido por un candidato republicano
con más de 62,2 millones, un hecho poco relevante en sí ya que su rival Hillary
Clinton, a pesar de su derrota, le supera. Sin embargo, más de 62 millones de
personas han votado a un candidato que ha prometido levantar un muro en la
frontera con México, deportar a los inmigrantes sin papeles, encarcelar a su
rival, limitar el papel de los EEUU en el exterior, penalizar a las empresas
extranjeras, etc. ¿Por qué?
Algunas respuestas las dan los datos a pie de urna, el Exit Polls
publicado por el New York Times tras preguntar a los votantes una vez ejercido
su derecho (enlace en http://www.nytimes.com/interactive/2016/11/08/us/politics/election-exit-polls.html?_r=0).
Para empezar, destaca que se trata de un voto movilizado en el último
momento. La mitad de los encuestados que decidieron el voto una semana e
incluso un mes antes de las elecciones eligieron a Trump frente al 37% que lo
hicieron por Clinton. En cambio, el 52% de los que ya tenían decidido el voto
mucho tiempo antes, incluso en verano, se decidieron por los demócratas. Es
decir, el voto a Clinton se ha mantenido fiel en el tiempo mientras que el de
Trump se movilizó en el último trecho de la campaña, como atestigua la
evolución de las encuestas electorales que daban a Clinton por ganadora
prácticamente hasta el último momento.
NYT, Exit Polls 2016 |
Una vez detectado que los votantes de Trump se animaron en muchos
casos a hacerlo en el último momento, habría que preguntarse ¿por qué ese voto?
Antes habría que destacar que el voto al candidato republicano no lo fue porque
irradiara simpatía. De hecho, el 49% dijo que le gusta Trump pero “con
reservas” frente al 53% de los votantes demócratas que dijo apoyar “firmemente”
a su candidata. La clave está en otro sitio: el 51% de los votantes
republicanos explicaron su voto porque “no les gusta” la rival, y, sobre todo,
porque le votaron el 83% de los que perciben que la mayor cualidad de Trump es
que “puede traer el cambio necesario”.
“El cambio
necesario”
“El cambio necesario” es pues una causa determinante del voto
republicano. ¿Por qué? Se debe la muy negra visión que los votantes de Trump
tienen del presente y del futuro de los EEUU y, sobre todo, del papel que ellos
juegan y jugarán en la sociedad. Partiendo del presente, un 90% de los que
desaprueban la política de empleo de la ya saliente administración Obama son
votantes republicanos, una cifra muy alta incluso en un contexto de alta
rivalidad partidista. Sin embargo, ese dato viene acompañado de otro muy
elocuente: un 77% de los que se consideran “enfadados” por el trabajo del
anterior gobierno son republicanos (frente al 78% de los que se consideran
“entusiasmados” que votaron demócrata). “Enfado” es un sentimiento muy extremo.
¿A qué se puede deber?
Para explicarlo el Exit Polls ofrece más datos. El más general es que
el 79% de los que consideran la situación económica de los EEUU como “pobre”
votaron a Trump. Acercándonos a su ámbito doméstico, entre los que consideran
que su situación económica familiar es hoy peor, un 78% eligió al candidato
republicano. Y, sobre todo, lo hicieron el 63% de los que creen que la próxima
generación de estadounidenses vivirá una vida peor que en el presente. Situación
económica pobre, una economía familiar peor y un futuro incierto, esa es la
triada que podría explicar el enfado.
NYT, Exit Polls 2016
|
La causa de esta visión tan negativa de la situación económica general
y particular es la globalización, y en concreto el miedo a sus efectos. Así se
entiende que el 65% de los que creen que los tratados comerciales
internacionales “se llevan empleos de los EEUU” votaron republicano. Pero la ‘amenaza’ no está
solamente fuera, también dentro de las fronteras. Por eso el 84% de los que
exigen la deportación de los inmigrantes irregulares votaron a Trump, un
porcentaje que incluso aumenta hasta el 86% de votos al candidato republicano
entre los que opinan a favor de construir un muro con el vecino meridional de
los EEUU, México.
Un voto decidido en las últimas semanas de campaña, que considera que
la situación económica y laboral en los EEUU es mala e irá a peor, sobre todo
por la globalización y la inmigración. Y sobre todo, un voto “enfadado”. Ese es
el perfil del voto de la furia que ha llevado a Donald Trump al despacho oval.
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